Los adolescentes, en ocasiones, evitan pedir ayuda emocional por temor al juicio, vergüenza o la creencia de que deben resolverlo todo por sí mismos. Como padre, madre o tutor/a, puedes marcar una diferencia importante creando un entorno de confianza y apoyo. Sigue estos pasos prácticos para ayudar a tu hijo/a a superar esta barrera:
1. Normaliza el acto de pedir ayuda
Explícale que buscar apoyo no es una señal de debilidad, sino un acto de fortaleza y autocuidado.
Una frase como: “Todas las personas enfrentamos momentos difíciles y pedir ayuda muestra valentía y madurez” puede ser un excelente punto de partida para cambiar su perspectiva.
2. Crea un espacio seguro para la comunicación
Asegúrate de que tu hijo/a se sienta cómodo/a compartiendo sus emociones contigo. Mantén una actitud abierta y evita juzgar o minimizar lo que te cuente. Una buena manera de iniciar la conversación es:
“Estoy aquí para escucharte cuando lo necesites, sin importar lo que sea.”
Tip práctico: realiza preguntas abiertas como: “¿Cómo te sientes últimamente?” para fomentar el diálogo sin presionarlo/a.
3. Anímalo/a a identificar adultos de confianza
Si no se siente cómodo/a hablando contigo, ayúdale a encontrar otras personas de confianza, como un/a profesor/a, consejero/a escolar o un/a familiar cercano/a. Refuerza la idea de que hay múltiples redes de apoyo disponibles.
4. Habla sobre la salud mental de forma abierta
Desmitifica los estigmas alrededor de la salud emocional. Comparte ejemplos personales o historias de personas que hayan buscado ayuda con resultados positivos, mostrando que es algo común y beneficioso.
5. Facilita herramientas para fortalecer la conexión
Es importante que los adolescentes sepan que no están solos/as y que tienen formas de mantenerse en contacto con quienes los apoyan. Si sientes que tu hijo/a necesita sentirse más seguro/a o respaldado/a, considera opciones que le permitan comunicarse contigo de manera sencilla y libre de distracciones. Por ejemplo, dispositivos como los relojes inteligentes con GPS y llamadas pueden ayudar a establecer una conexión constante sin exponer a los jóvenes a los riesgos asociados al uso de teléfonos móviles. Estas herramientas no solo fomentan la tranquilidad, sino que también refuerzan su percepción de estar acompañado/a.
6. Refuerza con ejemplo propio
Demuestra en tu vida cotidiana que pedir ayuda está bien. Si compartes tus experiencias y cómo has buscado apoyo en momentos difíciles, él/ella lo verá como un comportamiento normal y positivo.
7. Hazle saber que no está solo/a
Recuérdale constantemente que cuenta contigo y con otras personas que lo apoyan. Esto puede disminuir su sensación de aislamiento y aumentar su disposición a buscar ayuda cuando lo necesite.
Conclusión
Ayudar a tu hijo/a adolescente a pedir ayuda emocional requiere paciencia, empatía y comunicación constante. Recuerda: este proceso es una oportunidad para fortalecer su confianza y enseñarle herramientas de autocuidado que le serán útiles toda su vida. Además, apoyarte en soluciones prácticas para mantener una conexión cercana puede marcar la diferencia, sobre todo en momentos de mayor necesidad emocional.