Este artículo, escrito por Lauraine Langreo para el periódico Education Week, explora si las escuelas deberían implementar políticas sobre el uso de teléfonos móviles para profesores. La discusión surge en un contexto donde cada vez más distritos escolares limitan el acceso de los estudiantes a sus dispositivos durante el horario lectivo, con el objetivo de mejorar su aprendizaje y bienestar mental.
Políticas actuales y opiniones de expertos
Un sondeo realizado por Education Week en LinkedIn reveló la diversidad de políticas sobre el uso de móviles por parte de los profesores:
- 37% de los encuestados indicaron que su escuela prohíbe totalmente el uso de teléfonos por parte de los docentes durante las horas escolares.
- 31% permite su uso entre clases.
- 20% lo limita únicamente a emergencias.
Edward Rivero, profesor visitante en Teachers College, Columbia University, enfatiza la necesidad de que los profesores adopten un uso equilibrado y profesional de los teléfonos. Según él, el uso del móvil debe estar directamente relacionado con la pedagogía o el compromiso estudiantil, y los profesores deben alinearse con las expectativas de las normas escolares.
¿Por qué es importante regular el uso de móviles?
Establecer directrices claras puede ayudar a mantener la coherencia y fomentar la rendición de cuentas entre el personal docente. Manuel Rustin, profesor de estudios sociales en California, explicó que en su escuela, aunque no hay una política formal, él sigue las mismas reglas que impone a sus alumnos. Por ejemplo, recoge los teléfonos de los estudiantes al inicio de cada clase y guarda el suyo en su escritorio, limitándose a usarlo solo durante el almuerzo.
Sin embargo, algunos educadores consideran que las restricciones estrictas no siempre son viables. En Boyd Elementary School, Texas, los teléfonos móviles son esenciales para la comunicación interna y la seguridad. Por ejemplo, los profesores utilizan una aplicación en sus móviles para alertar al personal y a los servicios de emergencia en caso de incidentes graves.
En este contexto, alternativas tecnológicas como el reloj inteligente con GPS y llamadas resultan útiles para mantener la conexión entre estudiantes, padres y educadores sin necesidad de recurrir a teléfonos móviles.
Un enfoque equilibrado
Natalie Markey, profesora de matemáticas en Virginia, sostiene que cualquier política debe permitir cierta flexibilidad profesional. Los profesores suelen estar demasiado ocupados durante las clases para usar sus teléfonos con fines personales, y muchas veces los dispositivos son necesarios para emergencias familiares o comunicaciones urgentes.
Además, reconoce que el ejemplo que los profesores dan a los estudiantes es clave. “Como profesionales, no deberíamos usar nuestros teléfonos para nada que no esté directamente relacionado con la enseñanza”, afirma Markey.
Conclusión: ¿Qué es lo más adecuado?
Aunque no todas las escuelas requieren políticas estrictas para el uso de móviles por parte de los profesores, contar con directrices claras puede ayudar a modelar un comportamiento responsable y fomentar un entorno coherente y profesional. Al mismo tiempo, es fundamental confiar en la capacidad de los docentes para ejercer su juicio profesional y atender situaciones excepcionales cuando sea necesario.