En un artículo reciente del periodista Lluís Amiguet, publicado en La Vanguardia, se analiza el impacto que el uso excesivo de dispositivos móviles tiene sobre el cerebro de los niños y adolescentes. María Couso, pedagoga y autora de Cerebro y Pantallas, es una de las voces más destacadas en alertar sobre los efectos nocivos de las pantallas en el desarrollo infantil. Desde 2012, Couso investiga cómo el abuso de pantallas táctiles, especialmente en edades tempranas, repercute en la salud mental y emocional de los más jóvenes.
¿Por qué el móvil afecta tanto al cerebro infantil?
Los dispositivos móviles generan un uso compulsivo debido a su accesibilidad y diseño táctil, que disminuyen el control del usuario sobre su tiempo de exposición. Según Couso, esta hiperconexión digital afecta el neurodesarrollo, especialmente en niños menores de 12 años, limitando su capacidad para gestionar emociones y su autocontrol.
¿Cuánto tiempo de pantalla es excesivo?
- Menores de 2 años: cualquier tiempo frente a una pantalla es perjudicial.
- A los 4 años: solo ante la televisión y máximo una hora diaria, con supervisión adulta.
- De 8 años en adelante: un móvil a esa edad resulta perjudicial para el neurodesarrollo del niño si lo usa más de hora y media al día.
Consecuencias de la adicción al móvil en adolescentes
Cuando un adolescente discute con amigos, es regañado por sus padres o no obtiene buenas calificaciones, tiende a refugiarse en el móvil, un hábito adquirido desde la infancia para aliviar emociones negativas. Además, el contenido en redes sociales afecta especialmente a niñas de 12 a 14 años, incrementando el riesgo de autolesiones debido a la presión social y la comparación constante con imágenes que no son reales.
Además de fomentar una relación tóxica con su imagen personal, el acceso a pornografía a edades tempranas distorsiona gravemente la percepción de las relaciones humanas y fomenta expectativas irreales. Esto hace crucial no solo supervisar los dispositivos, sino también educar en el uso responsable de la tecnología.
Cómo evitar la adicción digital en niños
Couso sugiere que las familias establezcan con sus hijos un ‘contrato de uso del móvil’. Algunas claves para prevenir la adicción son:
- Establecer horarios claros: prohibir el uso durante la noche, en el colegio y en las comidas familiares.
- Ofrecer alternativas saludables: fomentar actividades como leer, jugar al aire libre o conversar en familia.
- Supervisar el acceso a redes sociales: mantener un diálogo abierto sobre los peligros del contenido en internet.
El papel de los padres en la educación digital
La sobreprotección parental en ciertos aspectos (como no permitirles jugar solos en la calle) contrasta con la permisividad en el uso de dispositivos. Couso advierte que es fundamental retrasar la edad de entrega del primer móvil y priorizar la interacción humana por encima del entretenimiento digital.
Conclusión
Es evidente que limitar el uso de dispositivos móviles en niños y adolescentes es fundamental para su desarrollo saludable. Sin embargo, en una sociedad hiperconectada, a veces es necesario encontrar soluciones que equilibren la seguridad y la autonomía de los más pequeños. Por eso, dispositivos como un reloj inteligente con GPS y llamadas pueden ser una excelente alternativa al móvil. Estos dispositivos permiten que los padres mantengan el contacto con sus hijos sin exponerlos a los riesgos asociados al uso de pantallas o redes sociales.
