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¿Usas el móvil más que tu hijo/a? Descubre el impacto que tiene esto en su educación.

En la era digital, el tiempo que niños, adolescentes y adultos pasan frente a las pantallas está en el centro del debate. Según el informe Infancia y adolescencia en entornos digitales, elaborado por Save the Children y Fundación Orange en colaboración con GAD3, los padres dedican más tiempo al uso de dispositivos móviles que sus propios hijos. Este comportamiento, analizado en profundidad por Carlota Fominaya en un artículo del periódico ABC, plantea preguntas sobre el impacto que tiene en la educación digital y el ejemplo que se ofrece a los menores.

Los datos más relevantes del estudio

  • Exceso de uso entre padres: un 14% de los adolescentes encuestados considera que sus padres utilizan el móvil más que ellos, con una media de entre 4 y 5 horas diarias.
  • Autocrítica adolescente: el 93% de los jóvenes reconoce que debería mejorar sus hábitos digitales.
  • Supervisión desigual: el 61% de los padres utiliza herramientas de control parental, aunque muchos adolescentes saben cómo eludirlas.
  • Impacto emocional y físico: problemas de sueño, sedentarismo y bajo rendimiento escolar son algunos efectos negativos observados.

La brecha digital: más allá del acceso

Según Andrés Conde, director general de Save the Children, el problema ya no radica en el acceso a la tecnología, sino en la falta de comunicación y formación entre generaciones. Los padres reconocen no estar preparados para afrontar los desafíos digitales, mientras que los jóvenes se sienten limitados por herramientas de control parental que a menudo consideran invasivas.

El rol de padres, docentes y tecnología

Los expertos del estudio coinciden en que la formación digital debe empezar en casa. Aunque los adolescentes destacan a sus progenitores como figuras clave en su educación tecnológica, también señalan el papel de docentes y de los centros educativos en la creación de un entorno digital seguro.

¿Cómo educar con el ejemplo?

Para promover un uso equilibrado de la tecnología, los expertos recomiendan a los padres reflexionar sobre su propio comportamiento. Adoptar hábitos saludables no solo beneficia a los adultos, sino que también ayuda a enseñar a los hijos desde el ejemplo.

Ocio digital en adolescentes

El estudio revela que chatear con amigos (90%) y actividades de entretenimiento como ver vídeos o jugar online son las principales formas de uso digital entre los jóvenes. Aunque estos hábitos refuerzan la socialización, también presentan riesgos si no se gestionan adecuadamente.

Reflexión sobre el sharenting y los derechos digitales

El fenómeno del sharenting —cuando los padres comparten contenido sobre sus hijos en redes sociales— genera incomodidad en el 25% de los adolescentes. Además, el 16% considera que sus padres comparten demasiada información sobre ellos, lo que destaca la necesidad de respetar la privacidad de los menores.

¿Qué podemos hacer?

En este contexto, buscar soluciones tecnológicas responsables se vuelve esencial. Un reloj inteligente con GPS y llamadas puede ser una opción para reducir el impacto del uso de dispositivos móviles en los menores. Estas alternativas permiten a los padres mantenerse conectados con sus hijos sin recurrir a dispositivos con acceso total a internet, minimizando los riesgos asociados al exceso de pantallas y protegiendo su privacidad digital. Al adoptar soluciones de este tipo, se refuerzan hábitos saludables en familia, contribuyendo a un entorno tecnológico más seguro y equilibrado que también responde a las preocupaciones sobre los derechos digitales de los menores.

Conclusión

El informe subraya la importancia de la autorreflexión en los adultos y el diálogo intergeneracional para abordar los retos digitales. La educación consciente y la responsabilidad compartida entre familias, docentes y empresas son esenciales para garantizar un uso saludable y seguro de la tecnología.

Además, es fundamental entender que el equilibrio en el uso de pantallas no solo beneficia a las relaciones familiares, sino que también fomenta habilidades esenciales como la capacidad de concentración, el desarrollo emocional y la construcción de una identidad digital saludable.

Finalmente, los retos del entorno digital exigen un cambio de paradigma: no solo debemos adaptarnos a los avances tecnológicos, sino también enseñar a las nuevas generaciones a utilizarlos de manera crítica y responsable. El entorno digital no es simplemente un lugar de entretenimiento, sino un espacio que influye profundamente en la formación del individuo y en sus relaciones con los demás.

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