Según el reciente artículo de Ana Torres Menárguez para El País, el Gobierno español, en colaboración con un comité de 50 expertos, ha presentado un informe pionero para regular el impacto de las tecnologías digitales en menores. Este documento de casi 250 páginas incluye 107 medidas que serán la base para una ley orgánica destinada a proteger a los niños y adolescentes en entornos digitales.
Estas son las recomendaciones principales que todos los padres, educadores y fabricantes tecnológicos deben conocer:
1. Cero pantallas antes de los 6 años: una prioridad para la salud infantil
El informe desaconseja el uso de dispositivos electrónicos antes de los 3 años, ya que puede afectar negativamente el desarrollo cognitivo, emocional y social de los menores. Entre los 3 y 6 años, el uso de pantallas debe ser excepcional y siempre supervisado por adultos, por motivos familiares o judiciales.
2. Dispositivos con advertencias de salud obligatorias
El comité propone un etiquetado obligatorio para dispositivos y aplicaciones digitales. Este etiquetado debe incluir:
- Riesgos para la salud asociados al uso excesivo, como problemas de sueño y déficit de atención.
- Advertencias sobre el impacto de contenidos inapropiados en el desarrollo de menores.
- Recomendaciones claras de tiempo máximo de uso por franja de edad.
Estas medidas pretenden concienciar a las familias y garantizar un uso más responsable de la tecnología.
3. Alternativas seguras para mantenerse conectados
En lugar de exponer a los menores a los riesgos del acceso libre a internet o las redes sociales, los expertos recomiendan opciones adaptadas a sus necesidades. Una opción podría ser un reloj inteligente con GPS y llamadas, que permita a padres y educadores mantenerse conectados con los menores sin comprometer su seguridad digital. Este dispositivo combina funcionalidad y tranquilidad, ideal para familias que buscan proteger a sus hijos en el entorno digital.
4. Transformación en la educación digital
El informe establece un uso limitado de dispositivos en las aulas, adaptado a las necesidades de cada etapa educativa:
- Infantil (0-6 años): prohibición de dispositivos individuales, permitiendo solo herramientas colectivas supervisadas.
- Primaria (6-12 años): priorizar materiales y métodos analógicos para el aprendizaje.
- Apps educativas: eliminar aplicaciones que promuevan sistemas de gratificación inmediata, que pueden interferir con la capacidad de concentración y el aprendizaje efectivo.
5. Salud pública y tecnología: un enfoque integral
El uso excesivo o inadecuado de dispositivos digitales se declara como un problema de salud pública. Las medidas incluyen:
- Incluir preguntas sobre hábitos digitales en revisiones pediátricas.
- Programas de detección temprana de problemas como ansiedad, adicción o trastornos del sueño.
- Implementar campañas educativas sobre navegación segura, control de tiempos y pactos familiares para el uso de dispositivos.
6. Obligaciones para las empresas tecnológicas
Las nuevas normativas exigirán que las empresas del sector implementen medidas que protejan a los menores:
- Diseñar dispositivos con configuraciones seguras por defecto.
- Prohibir el tracking, la publicidad comportamental y las notificaciones automáticas para usuarios menores.
- Incluir informes de impacto infantil en todos los nuevos lanzamientos de dispositivos o servicios digitales.
Además, las plataformas online deberán mostrar advertencias claras sobre el tiempo máximo recomendado de uso y los riesgos asociados al contenido.
Conclusión
Las recomendaciones del comité de expertos buscan crear un marco legal que proteja a los menores de los riesgos digitales y fomente su desarrollo saludable. No obstante, la implementación efectiva de estas medidas será un reto.
Por ello, esta iniciativa debe ir acompañada de esfuerzos continuos para concienciar, educar y capacitar a padres, educadores y menores en el uso responsable de la tecnología. Las empresas tecnológicas también tienen la responsabilidad de adaptar sus productos y servicios a un modelo que priorice la seguridad y el bienestar infantil.
Aunque es un paso importante hacia un entorno digital más seguro, aún queda mucho por hacer. La sociedad debe comprometerse no solo a adoptar estas medidas, sino a vigilarlas y perfeccionarlas con el tiempo, para garantizar un futuro en el que la tecnología realmente potencie y proteja a las nuevas generaciones.