Si tu hijo/a se pone nervioso/a en entornos con muchos niños/as, no te preocupes. Aquí tienes estrategias prácticas y fáciles de aplicar para ayudarle a afrontar la ansiedad social de manera efectiva.
1. Hablar de los pensamientos de tu hijo/a
Antes de cualquier cosa, pregúntale a tu hijo qué está pensando. La mayoría de las veces, la ansiedad viene de pensamientos negativos: “Me van a rechazar”, “No voy a saber qué hacer”, etc. Identificar esos pensamientos es el primer paso para calmarlos.
¿Qué puedes hacer?
- Pregunta abierta: por ejemplo: “¿Cómo te imaginas que será el día con tantos niños y niñas?”
- Escribe y analiza: si tu hijo/a ya tiene pensamientos negativos, pídele que los escriba (o lo hagas tú por él/ella si es pequeño/a). Luego, juntos, mirad cada pensamiento y hazle preguntas como: “¿Es cierto? ¿Qué podría pasar si no sale todo perfecto?”
Actividad rápida:
- Coge una hoja de papel y dibuja un “termómetro de ansiedad”. Haz que tu hijo marque en él cuán nervioso se siente antes de un evento social y luego, después de hablar y hacer una pequeña actividad juntos, hazlo de nuevo. Verás cómo disminuye la ansiedad con solo hablarlo.
2. Reemplazar pensamientos negativos por positivos
Una vez que tu hijo haya identificado sus miedos, el siguiente paso es reemplazarlos por pensamientos más realistas y positivos.
¿Qué puedes hacer?
- Desafiar el pensamiento negativo: si tu hijo/a dice: “Nadie me va a querer”, tú puedes ayudarlo a pensar en una alternativa: “¿Recuerdas cuando jugaste con ese niño en el parque? Todos os lo pasasteis genial y os hicisteis muy amigos.
- Reformular los miedos: enséñale a decirse a sí mismo/a algo como: “No pasa nada si me siento un poco incómodo, puedo ir despacio”.
Actividad rápida:
- Practica con él/ella un “Juego de reformulación”. Toma una situación temida (por ejemplo, “me voy a quedar solo”) y juntos inventad respuestas positivas para ese pensamiento (por ejemplo, “puedo acercarme a otro grupo de niños y decir ‘¿jugamos?’”).
3. Prepararse con un plan de acción
Antes de que llegue a una situación social, es importante que tu hijo/a tenga un plan de acción sobre cómo va a actuar si empieza a sentirse nervioso. Esto le da más control sobre la situación.
¿Qué puedes hacer?
- Elige un objeto de confort: dale algo que pueda usar si se siente muy nervioso/a, como un peluche o una pulsera especial. Esto le da una sensación de control y seguridad.
- Crea una frase para usar en momentos difíciles: practica con él/ella frases que pueda usar cuando se sienta incómodo/a, como “¿quieres jugar?” o “Hola, soy Manuel, ¿cómo te llamas?”
Actividad rápida:
- Haz un “Plan de juego”. Escribe o dibuja las acciones que tu hijo/a puede hacer cuando se sienta incómodo/a. Ejemplo: “Si me siento nervioso/a, puedo buscar a mamá/papá o acercarme a un niño/a y decir ‘¿quieres jugar?’”.
4. Exposición gradual: pequeños pasos
La clave para reducir el nerviosismo es exponerse poco a poco a las situaciones que generan miedo. No hay que saltar directamente a situaciones muy complejas, sino hacerlo de forma gradual.
¿Qué puedes hacer?
- Crea una lista de miedos: haz que tu hijo/a dibuje o escriba las situaciones que más le asustan, desde las más fáciles hasta las más difíciles. Ejemplo: primero mirar a los niños jugando, luego acercarse y, finalmente, unirse al juego.
- Paso a paso: ayúdale a afrontar cada paso. Si no quiere acercarse a un grupo grande de niños, primero puede acercarse a uno o dos.
Actividad rápida:
- Crea una “escala de valentía” en la que tu hijo/a vaya marcando con pegatinas cada paso que dé. Cada vez que logre un objetivo pequeño (por ejemplo, saludar a un niño o unirse a un juego), celebra su éxito.
5. Reforzar lo que hace bien
Asegúrate de reconocer y celebrar cada avance, por pequeño que sea. Reforzar su comportamiento positivo fortalecerá su confianza y lo motivará a seguir intentándolo.
¿Qué puedes hacer?
- Elogia siempre sus esfuerzos: incluso si no logró hacer todo lo que esperaba, siempre celebra el intento. Por ejemplo, si se acercó a un grupo de niños/as, dile: “¡Qué valiente has sido al acercarte, estoy muy orgulloso/a de ti!”.
- Refuerza la resiliencia: si comete un error o se siente rechazado, recuérdale que eso no lo define. Usa ejemplos de situaciones donde todos aprenden de los errores.
Actividad rápida:
- Haz un “diario de logros”. Cada día, escribe o dibuja algo positivo que haya hecho tu hijo/a en situaciones sociales. Esto le ayudará a ver cuánto avanza.
6. Enseñar técnicas de relajación
Ayudar a tu hijo/a a calmarse en momentos de nerviosismo es clave. Usar técnicas simples de relajación lo ayudará a manejar mejor sus emociones.
¿Qué puedes hacer?
- Respiración profunda: enséñale a respirar profundamente cuando se sienta nervioso. Podéis hacerlo juntos en casa antes de una situación social.
- Visualización: pídele que imagine un lugar tranquilo y feliz cuando se sienta nervioso. Ayúdale a visualizarse a sí mismo/a interactuando de forma relajada.
Actividad rápida:
- Juega a “ser un león”. Tómate un momento para hacer respiraciones profundas juntos, imitando el rugido de un león mientras exhalas. Es una forma divertida de calmarse y activar su cuerpo para la relajación.
7. Hacedlo juntos: practica en casa
Lo más importante es que practiques con él/ella. Haz juegos de roles y simula situaciones sociales de forma relajada y divertida. Esto reduce la presión de hacerlo en un entorno real.
¿Qué puedes hacer?
- Simula situaciones: juega en casa a situaciones como “ir al parque” o “ir a una fiesta”. Imaginad que otros niños están en la sala y practica cómo saludar, cómo hacer preguntas y cómo unirse a un juego.
- Hazlo divertido: hazlo como un juego. Por ejemplo, si tienes que practicar el saludo, hazlo de manera divertida, como si fueras un personaje de película.
Actividad rápida:
- Juegos de roles: puedes hacerlo varias veces a la semana. Elige un escenario (ir a un cumpleaños, al parque, etc.) y juega con tu hijo/a como si estuvierais en esa situación. Haz preguntas simples y practica interacciones básicas, como preguntar “¿Quieres jugar?” o “¿Cómo te llamas?”
Conclusión
Ayudar a tu hijo/a a superar la ansiedad social es un proceso gradual, pero con las estrategias prácticas que te hemos dado, puedes acompañarlo en cada paso. Sé paciente, celebra sus logros, y trabaja con él de manera constante. Al final, verá que puede enfrentarse a situaciones sociales sin tanto miedo, ¡y tú habrás sido clave en ese proceso!
Si ves que el nerviosismo o la ansiedad persiste, considera buscar ayuda profesional para seguir trabajando juntos en la superación de estos miedos.