La Escola Pia de Caldes de Montbui (Barcelona) ha decidido reducir la presencia de ordenadores en la ESO tras detectar problemas en la escritura de los alumnos. Según el centro, el uso excesivo de dispositivos afectaba la caligrafía, la destreza motriz y la organización mental de los estudiantes.
Esta situación ha sido detallada en un artículo de Ivanna Vallespín para el diario El País, donde se destaca cómo el colegio ha dado marcha atrás en su estrategia digital para priorizar el aprendizaje en papel.
Hasta el año pasado, los alumnos comenzaban a trabajar con ordenadores en 4º de primaria, pero los docentes notaron que, al llegar a la ESO, tenían dificultades para escribir de forma legible y estructurar sus ideas en papel. “Veíamos que no sabían dejar márgenes, poner títulos o escribir de forma clara”, explica Montserrat Travé, tutora de 1º de ESO.
Un cambio progresivo: más papel, menos pantallas
Ante esta situación, la escuela ha implementado cambios: ahora los dispositivos se entregan en 5º de primaria y en ESO, se prioriza el uso del papel siempre que sea posible. “El ordenador solo se usa cuando es estrictamente necesario”, afirma Lorena Jiménez, directora pedagógica de ESO y bachillerato.
Este cambio busca restaurar habilidades que los alumnos estaban perdiendo, como la capacidad de estructurar sus pensamientos al escribir o la resistencia física al hacerlo durante largos períodos. También se busca evitar la dependencia de herramientas digitales para tareas que pueden resolverse de manera manual, fomentando así una mayor autonomía en el aprendizaje.
Un debate más amplio: el impacto de la digitalización en la educación
Esta decisión está alineada con la nueva estrategia del Departamento de Educación de Cataluña, que ha creado una Comisión para la Digitalización Responsable en los centros educativos. Su objetivo es evaluar el impacto de la tecnología en el aprendizaje y la salud mental de los estudiantes.
El rápido proceso de digitalización en las aulas, especialmente tras la pandemia, ha generado preocupación en la comunidad educativa. En el último curso, la Generalitat distribuyó 32.000 pantallas interactivas en los colegios con una inversión cercana a los 100 millones de euros. Sin embargo, ahora se busca un equilibrio que combine tecnología y métodos tradicionales.
Primeras reacciones: mejora en la escritura y dudas en bachillerato
A pesar del poco tiempo transcurrido, los profesores ya perciben mejoras en la escritura de los alumnos. La mayor práctica con papel y bolígrafo ha permitido que los estudiantes ganen en legibilidad y estructura.
No obstante, los cambios han sido mejor aceptados por los alumnos más jóvenes que por los de bachillerato, quienes estaban acostumbrados a utilizar el ordenador de manera rutinaria en clase. “Ellos tenían la inercia de sacar el ordenador nada más llegar, y ahora ya no es así”, comentan desde la escuela.
Por su parte, las familias han comenzado a interesarse más por la metodología del centro en cuanto al uso de pantallas. En el período de preinscripción, cada vez más padres preguntan sobre la política del colegio respecto a la tecnología.
Móviles en clase: ¿prohibición total o uso controlado?
El debate sobre la digitalización en las aulas no se limita solo a los ordenadores, sino también al uso de teléfonos móviles. La Generalitat ha planteado la posibilidad de prohibirlos completamente en la ESO, como ya ocurre en infantil y primaria.
Sin embargo, en la Escola Pia consideran que una prohibición total no es la mejor solución. Defienden un uso controlado en actividades pedagógicas y para desarrollar la competencia digital. “No se puede exigir que los alumnos aprendan a gestionar la tecnología y, a la vez, eliminar por completo el acceso a ella”, sostiene Jiménez.
En este sentido, la escuela tomó la decisión de prohibir los móviles en los dos primeros cursos de la ESO, respetando así a las familias que prefieren retrasar la entrega del primer teléfono a sus hijos.
Conclusión: hacia un uso equilibrado de la tecnología en las aulas
La Escola Pia de Caldes ha demostrado que reducir el uso de ordenadores en la ESO mejora la escritura, la organización mental y la interacción en clase. Este modelo refuerza la importancia de una digitalización responsable en la educación, combinando tecnología y métodos tradicionales para optimizar el aprendizaje.
Mientras Cataluña revisa su estrategia digital en las aulas, el debate sigue abierto: ¿cómo lograr un equilibrio entre pantallas y papel? La clave está en adaptar la tecnología a las necesidades reales de los alumnos, evitando la dependencia excesiva y fomentando habilidades esenciales para su desarrollo.