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Cómo lograr que tu hijo/a colabore en casa: tareas, ejemplos y pasos prácticos

Involucrar a niños y niñas en las tareas domésticas no es solo una cuestión de orden y limpieza. Es una oportunidad para enseñarles valores esenciales como la responsabilidad, la cooperación y la autonomía. Además, contribuye a que se sientan parte activa de la familia, refuerza su autoestima y les prepara para la vida adulta.

Sin embargo, muchas madres y padres se encuentran con el mismo problema: su hijo o hija se irrita o se niega a colaborar. Este artículo ofrece una guía clara y muy práctica que podrá ayudarte.

Qué tareas puede hacer un niño o niña según su edad

Asignar tareas adecuadas para cada edad es la clave para evitar frustraciones, rechazos o enfados. Estas son algunas tareas que pueden realizar, organizadas por rangos de edad:

De 5 a 7 años

  • Hacer su cama.
  • Guardar sus juguetes después de usarlos.
  • Ayudar a poner y recoger la mesa.
  • Llevar su ropa sucia al cesto.
  • Regar plantas.

De 8 a 10 años

  • Aspirar su habitación.
  • Preparar su propia merienda.
  • Ordenar su ropa.
  • Ayudar con la compra y colocar productos.

De 11 a 12 años

  • Limpiar su habitación de forma completa.
  • Vaciar el lavavajillas.
  • Poner lavadoras.
  • Cuidar a hermanos o hermanas pequeñas bajo supervisión adulta.
  • Cocinar platos sencillos con ayuda.

A partir de 13 años

  • Limpiar baños.
  • Cocinar comidas sencillas.
  • Organizar su armario.
  • Cuidar de mascotas.
  • Encargarse de parte del cuidado de la casa.

Ejemplo práctico:

Si tu hijo o hija tiene 9 años, puedes decirle:

“Hoy te encargas de poner la mesa para la cena. Coloca los platos, cubiertos y servilletas. Cuando terminemos de cenar, recoge los platos y mételos en el fregadero.”

Así sabe exactamente qué, cómo y cuándo debe hacerlo.

Pasos a seguir:

Paso 1: Acordar tareas concretas

Es importante no imponerlas de golpe. Lo ideal es reunir a la familia y decidir en conjunto qué tareas va a hacer cada uno o una. Dar opciones al niño o niña permite que se sienta partícipe y no vea la tarea como una obligación impuesta.

Ejemplo:

“A partir de esta semana vamos a organizarnos mejor. Cada uno se encargará de unas tareas. ¿Prefieres aspirar el salón o recoger la mesa?”

Paso 2: Establecer una rutina con horario fijo

Cuando las tareas se hacen siempre a la misma hora y de forma habitual, se convierten en parte de la rutina, lo que reduce las discusiones.

Ejemplo:

“Todos los días después de comer, recoge tu habitación y lleva tu ropa sucia al cesto antes de bajar a jugar.”

Colocar una tabla de tareas visible en la cocina o en su habitación también ayuda a recordarlo.

Paso 3: Explicar con claridad qué esperas de él o ella

Evita frases vagas como “ordena tu habitación” y especifica exactamente qué debe hacer.

Ejemplo mal planteado:

“Recoge tu habitación.”

Ejemplo correcto:

“Primero, guarda los juguetes en su caja, luego mete la ropa sucia en el cesto, y por último coloca los libros en la estantería.”

Así evitas confusiones y posibles excusas.

Paso 4: Empezar poco a poco

Si no ha tenido tareas antes o suele resistirse, no es buena idea empezar cargándole con varias responsabilidades a la vez. Es mejor introducirlas gradualmente.

Ejemplo:

“Esta semana te encargas de poner la mesa. La semana que viene, además, recogerás los platos después de comer.”

Paso 5: Reforzar con elogios sinceros

Es muy importante reconocer y valorar su esfuerzo, aunque el resultado no sea perfecto. Esto aumenta su motivación.

Ejemplo:

“Muy bien recogida la mesa, me ha gustado cómo has colocado todo sin que te lo pidiera dos veces.”

El elogio debe centrarse en la actitud y la iniciativa, más que en el resultado.

Paso 6: Dar ejemplo

Los niños y niñas aprenden más por lo que ven que por lo que se les dice. Si te ven cumpliendo con tus tareas, sin quejarte ni evitarlas, lo normalizarán.

Ejemplo:

“Voy a limpiar la cocina ahora, ¿me ayudas a recoger las sillas?”

Paso 7: Evitar comparaciones

Nunca compares a tu hijo o hija con otros niños o niñas, hermanos o hermanas, o amigos. Cada uno lleva su ritmo y tiene su carácter.

Ejemplo mal planteado:

“Tu hermano lo hace mejor que tú.”

Ejemplo correcto:

“Hoy has recogido muy bien tu ropa, cada día te organizas mejor.”

Paso 8. Fomenta habilidades para el futuro

Las tareas más útiles son las que enseñan habilidades que tu hijo o hija necesitará cuando crezca. Por ejemplo, un niño o niña de primaria puede empezar a ayudar en la cocina, lavar los platos o ordenar la mesa. Conecta las tareas con su futuro, esto hace que los quehaceres sean más relevantes, atractivos y funcionales para ellos/as.

Ejemplo:

“Cuando seas mayor, podrás cocinar tu cena favorita.”

¿Qué hacer si no cumple o se resiste?

Si a pesar de todo se niega a colaborar o evita sus tareas:

  • Recordarle con calma

“Recuerda que habíamos quedado en que hoy era tu turno para vaciar el lavavajillas antes de cenar.”

  • Usar recordatorios visuales

Puedes colocar una lista o calendario visible con las tareas asignadas.

  • Aplicar consecuencias lógicas

Si no hace su parte, pierde algún privilegio temporal. Es importante que la consecuencia tenga relación y sea proporcionada. Puedes permitir que ellos/as decidan las consecuencias, así estarán mucho más receptivos a cumplirlas.

Ejemplo:

“Si no cumples con tu tarea, ¿Qué crees que debería pasar?”

Puedes ofrecerle diferentes opciones.

  • Evitar gritar o sermonear

Es más eficaz mantenerse firme y recordar el acuerdo de forma tranquila.

Ejemplo:

“Esto es parte de lo que acordamos. Cuando termines, podrás continuar con lo que estabas haciendo.”

  • Mantener expectativas realistas

No debemos esperar perfección desde el principio. Los niños y niñas aprenderán poco a poco, cometerán errores y necesitarán recordatorios. Ajusta las tareas a su edad, personalidad y carga de actividades. Si está muy ocupado u ocupada con clases o deportes, es posible que necesites adaptar las responsabilidades.

  • Adapta las tareas a tu familia

Cada familia tiene sus propias normas. Si tu hijo o hija te dice que en casa de su amigo o amiga no hace nada, puedes aprovechar para explicarle cómo funciona vuestra organización familiar y por qué es importante colaborar.

Ejemplo:

“Cada familia tiene sus normas. Aquí todos ayudamos para que la casa funcione mejor y tengamos tiempo para hacer cosas juntos después.”

Conclusión: lo que debes empezar a hacer

  • Reunir a la familia y repartir las tareas, adaptadas a cada edad.
  • Establecer un horario y una rutina clara.
  • Explicar de forma concreta qué hay que hacer y cuándo.
  • Introducir responsabilidades poco a poco.
  • Valorar siempre el esfuerzo, más allá del resultado.
  • Dar ejemplo cumpliendo también con tus tareas.
  • Mantener la calma si hay rechazos y aplicar consecuencias coherentes.
  • Evitar comparaciones y ajustar expectativas a su ritmo.

Si sigues estos pasos de manera constante y con actitud positiva, verás cómo tu hijo o hija poco a poco empieza a colaborar en casa sin discusiones ni enfados.