Dinamarca ha dado un paso importante para proteger la atención y el bienestar de los niños al prohibir los teléfonos en las escuelas. Según Rasmus Meyer, presidente de la comisión de bienestar del país, Europa debería seguir su ejemplo y regular el uso de dispositivos digitales en las aulas para evitar que las escuelas sean “colonizadas por plataformas digitales”.
Beneficios de prohibir los teléfonos en las escuelas
Un informe oficial danés destacó los efectos negativos de la digitalización temprana en niños y jóvenes. Entre sus 35 recomendaciones, se propuso vetar los teléfonos en colegios y clubes extraescolares. A partir de esta iniciativa, Dinamarca ha observado mejoras en:
- Mayor capacidad de atención: los estudiantes se concentran mejor en clase.
- Mejor socialización: se fomenta la interacción cara a cara y el juego colectivo.
- Ambiente más tranquilo: las aulas se han convertido en espacios libres de distracciones digitales.
- Menor dependencia digital: los niños aprenden a gestionar mejor el uso de la tecnología y a valorar actividades analógicas.
La regulación en Europa: ¿Un cambio necesario?
Meyer ha instado a todos los países europeos a establecer regulaciones similares y prohibir los teléfonos en las escuelas. Según él, esta medida es una forma de proteger la infancia frente a tecnologías que afectan la autoestima y la atención de los menores.
“No permitiríamos que los niños trajeran su PlayStation a clase, pero eso es exactamente lo que sucede cuando se les permite llevar teléfonos”, afirmó Meyer.
Además, según el estudio de la comisión danesa, el 94% de los jóvenes en Dinamarca tiene un perfil en redes sociales antes de los 13 años, y los niños de entre 9 y 14 años pasan un promedio de tres horas al día en plataformas como TikTok y YouTube.
Experiencia en escuelas sin teléfonos
Un caso ejemplar es la escuela Skolen på Grundtvigsvej en Copenhague, libre de móviles desde 2018. Su directora, Helle Bjerg, afirma que esta política ha impulsado la comunicación entre los alumnos y reducido las distracciones en clase.
Por otro lado, un club extraescolar de Dinamarca permite los teléfonos, pero desaconseja su uso. En la entrada, un cartel recuerda a los niños: “Los móviles no van a desaparecer, pero las redes de amistad sí”.
Los educadores han notado que, sin móviles, los niños juegan más entre ellos y aprenden a gestionar su tiempo sin depender de pantallas.
Conclusión
La prohibición de los móviles en las escuelas es una estrategia efectiva para mejorar la concentración, la interacción social y el bienestar infantil. Con Dinamarca liderando el camino, la pregunta es: ¿Debería Europa adoptar una medida similar?
Las plataformas digitales seguirán evolucionando, pero regular su acceso en las edades más tempranas podría ser clave para un desarrollo más saludable. La decisión ahora está en manos de cada país: ¿darán prioridad a la educación analógica y al bienestar infantil?
