Estás en una comida familiar y tu hijo/a empieza a interrumpir, a quejarse o incluso a enfadarse porque siente que no le haces caso. Si esto te suena, no estás solo/a.
Muchos padres y madres viven esto, y aunque es frustrante, la buena noticia es que puedes ayudarle a cambiar ese comportamiento con estrategias claras.
Aquí tienes una guía paso a paso, con ejemplos reales y consejos prácticos, que puedes aplicar desde hoy mismo.
1. Prepáralo/a antes de la reunión
¿Por qué?
Los niños y las niñas necesitan saber qué esperar. Anticiparse reduce el nerviosismo y mejora la cooperación.
¿Cómo hacerlo?
Antes de la reunión, siéntate con tu hijo/a y explícale la situación:
“Hoy estaremos con la familia. A veces estaré hablando con los adultos, pero eso no significa que no me importes. ¿Qué podrías hacer si te aburres un poco?”
Hazle partícipe del plan. Cuanto más involucrado/a se sienta, más colaborará.
2. Establece normas claras y sencillas
¿Por qué?
Las reglas previas ayudan a que sepa cómo actuar sin sentirse perdido/a ni improvisar.
¿Cómo hacerlo?
Define solo 2 o 3 normas fáciles de recordar:
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Esperar tu turno para hablar.
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Si necesitas algo, avísame en voz baja o con una señal.
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Si te aburres, puedes usar el cuaderno o el juego que trajimos.
Ejemplo:
“Cuando me veas hablando con alguien, puedes tocarme suavemente el brazo. Así sabré que quieres decirme algo sin interrumpir.”
3. Lleva un “kit antiaburrimiento”
¿Por qué?
Muchos comportamientos disruptivos vienen del aburrimiento.
¿Cómo hacerlo?
Llévale cosas que pueda hacer solo/a:
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Cuaderno y lápices
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Libros cortos
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Puzzles o juegos tranquilos
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Auriculares con cuentos o música
Ejemplo real:
“Hoy te llevas tu cuaderno de detectives. ¿Qué te parece si dibujas algo que veas en la reunión y luego me lo cuentas?”
4. Refuerza cuando lo hace bien
¿Por qué?
Lo que se refuerza, se repite. Reconocer sus esfuerzos funciona mucho mejor que regañarle.
¿Cómo hacerlo?
Cuando actúe con paciencia o respete las normas, dile algo positivo:
“¡Me ha encantado cómo has esperado tu turno antes de hablar! Eso demuestra lo mayor que estás.”
Evita frases genéricas como “Muy bien”. Sé específico/a.
5. Enséñale a expresar lo que siente
¿Por qué?
Muchos niños y niñas no saben explicar que se sienten ignorados/as, y lo muestran con rabietas.
¿Cómo hacerlo?
Después de la reunión, habla con él/ella tranquilamente:
—“¿Te sentiste un poco solo/a cuando hablaba con la abuela?”
—“Sí, porque quería contarte algo y no me escuchabas.”
—“Entiendo cómo te sentiste. ¿Qué podemos hacer la próxima vez?”
Esto le ayuda a ponerle nombre a lo que siente y a buscar soluciones contigo.
6. Inclúyelo/a gradualmente en las conversaciones
¿Por qué?
Así aprende a integrarse en un grupo sin necesidad de interrumpir para llamar la atención.
¿Cómo hacerlo?
Dale momentos concretos para participar:
“¿Por qué no le cuentas a tu tía lo que hiciste en el cole esta semana?”
Hazle sentir parte de la conversación, no un/a observador/a excluido/a.
7. Dale atención de calidad en otros momentos
¿Por qué?
Cuando los niños y las niñas reciben atención en casa, no la buscan con tanta urgencia en público.
¿Cómo hacerlo?
Dedícale todos los días 10-15 minutos solo/a, sin móviles, sin prisas. Puede ser:
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Leer juntos/as antes de dormir
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Pasear y hablar
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Jugar a algo que le guste
Esto recarga su “depósito emocional” y evita que busque atención en contextos inadecuados.
Conclusión
Este comportamiento, aunque común, se puede manejar con paciencia y estrategias adecuadas. Los niños y las niñas, al igual que los adultos, necesitan sentirse comprendidos y escuchados, incluso en situaciones sociales. Preparándolos/as con antelación, estableciendo normas claras, y reforzando el buen comportamiento, puedes lograr que las reuniones familiares sean más placenteras para todos/as.