En esta entrada del blog, exploramos una reciente noticia publicada por Elena Omedes para 20 minutos, en la que se analizan los efectos del uso excesivo de tecnología en la salud mental de niños y adolescentes.
Señales de adicción digital en niños y adolescentes: ¿Cómo reconocerlas y qué hacer?
En la era digital, las pantallas se han convertido en una herramienta esencial para la educación, el entretenimiento y la socialización de los jóvenes. Sin embargo, el uso excesivo de dispositivos como móviles, tabletas y ordenadores puede derivar en problemas emocionales y adictivos en los menores. Según la psicóloga educativa Silvia Álava, cada vez más niños y adolescentes presentan signos de dependencia a la tecnología, lo que impacta negativamente en su desarrollo y salud mental.
En un estudio realizado por DKV y la ONG Educar es Todo, en el que participaron más de 1,400 niños, 1,600 familias y 100 docentes, se concluyó que el 45% de los adolescentes tiene dificultades para desconectarse de la tecnología, y que muchos de ellos recurren a las pantallas cuando experimentan soledad, tristeza o enfado. La psicóloga alerta sobre una tendencia preocupante: algunos menores interrumpen incluso su sueño para jugar o estar conectados, lo que puede tener repercusiones graves en su bienestar.
Indicadores de adicción tecnológica en menores
A pesar de que la adicción a los dispositivos digitales aún no está reconocida oficialmente como un trastorno mental, hay ciertos signos que los padres deben observar:
- Irritabilidad y cambios de humor: los menores suelen mostrar frustración o rabia cuando se les limita el uso de dispositivos.
- Aislamiento y baja interacción social: dejan de participar en actividades familiares o con amigos, priorizando el uso de la tecnología.
- Disminución del rendimiento académico: la dependencia tecnológica interfiere con sus estudios, llevando a una caída en el rendimiento escolar.
- Dificultad para desconectar: los jóvenes pueden experimentar una “necesidad” de estar constantemente conectados o recibir recompensas digitales, como “likes” en redes sociales o nuevos niveles en videojuegos.
Riesgos de la tecnología en el desarrollo emocional de los niños
Según la investigación, el uso excesivo de dispositivos digitales también se asocia con un aumento en trastornos del ánimo, como ansiedad, depresión e hiperactividad. Los jóvenes que dependen emocionalmente de las pantallas desarrollan una mayor dificultad para gestionar sus emociones y tienen menos habilidades de empatía hacia los demás. Además, un 70% de los adolescentes afirma que usan el móvil incluso cuando están en compañía de amigos o familiares, lo que limita sus habilidades sociales.
Recomendaciones para un uso saludable de la tecnología
La psicóloga Silvia Álava enfatiza que los padres deben supervisar el uso de la tecnología y retrasar la edad de acceso a dispositivos como el móvil. Entre sus recomendaciones destacan:
- Limitar el tiempo de exposición: antes de los 3 años, evitar el uso de pantallas. Entre los 3 y 5 años, reducir el uso a un máximo de 30 minutos al día. La edad ideal para tener el primer móvil sería a partir de los 14 años.
- Fomentar el autocontrol: enseñar a los menores a identificar y gestionar sus emociones sin recurrir a la tecnología.
- Implementar controles parentales: aunque no sean infalibles, los controles parentales envían el mensaje de que la tecnología debe usarse con responsabilidad.
Silvia Álava destaca también la importancia de regular el acceso a las tecnologías desde una perspectiva legislativa, para reducir su impacto en el desarrollo infantil y la salud mental de los adolescentes. Como dice Álava, “el mejor control parental son los padres”, pero las plataformas y empresas tecnológicas también deben colaborar para crear entornos más seguros y saludables para los menores.
Para quienes buscan una opción segura para sus hijos, el reloj inteligente con GPS y llamadas de Robingen.com ofrece una alternativa al móvil, ayudando a padres y educadores a mantenerse conectados sin exponer a los menores a los riesgos del mundo digital.