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¿Tu hijo/a siempre quiere tener la última palabra? Cómo recuperar la calma en casa con estos consejos

Es habitual que los adolescentes quieran tener la última palabra en muchas conversaciones. Sin embargo, este comportamiento puede generar conflictos familiares y dificultar una comunicación abierta y respetuosa. Si tu hijo/a siempre busca la última palabra, es fundamental entender la raíz de este comportamiento y, lo más importante, cómo abordarlo de manera efectiva. Aquí te ofrecemos una serie de pasos prácticos y consejos para que puedas enseñar a tu hijo/a a comunicar sus ideas sin necesidad de imponerse.

1. Comprende las razones detrás del comportamiento

Antes de actuar, es esencial entender por qué tu hijo/a quiere siempre tener la última palabra. En muchos casos, este comportamiento puede estar relacionado con:

  • Deseo de control: los adolescentes buscan afirmar su independencia y pueden interpretar la última palabra como una forma de tener el control de la situación.

  • Búsqueda de validación: al insistir en su punto de vista, pueden intentar obtener la validación de sus ideas y emociones.

  • Confusión emocional: los adolescentes atraviesan una etapa de desarrollo emocional, lo que puede hacer que se sientan inseguros/as y busquen afirmar su posición a través de un comportamiento desafiante.

Al comprender estas motivaciones, podrás abordar el problema de manera más efectiva y empática.

2. Establece límites claros y consecuencias

Es importante establecer límites claros sobre cómo debe desarrollarse una conversación respetuosa. Explícale a tu hijo/a que las discusiones no deben convertirse en una competición para ver quién tiene la última palabra, sino en un intercambio de ideas. Aquí te damos algunas recomendaciones:

  • Sé firme pero calmado/a: comunica de forma clara que no es adecuado interrumpir o imponer su opinión al final de cada conversación. Hazlo de manera tranquila, sin entrar en un conflicto.

  • Define consecuencias específicas: si el comportamiento persiste, establece consecuencias claras y justas, como perder privilegios o tener que reflexionar sobre la conversación sin pantallas ni distracciones durante un tiempo.

3. Establece “tiempos de hablar” y respétalos

Cuando un adolescente quiere tener siempre la última palabra, puede ser que lo haga porque siente que no tiene tiempo suficiente para expresarse. Así que, ¿por qué no establecer un “tiempo de hablar” específico, en el que tanto tú como tu hijo/a puedan hablar sin interrupciones? Esto ayuda a que se sienta escuchado/a y le da espacio para argumentar sin necesidad de imponer su punto de vista.

Cómo hacerlo:

  • Define un tiempo: al comienzo de la conversación, acuerda un tiempo para hablar. Por ejemplo, “Te voy a escuchar durante 5 minutos sin interrumpirte, y luego haré lo mismo”.

  • Usa un reloj o temporizador: esto da un sentido de formalidad a la conversación, y tu hijo/a sabrá que no puede interrumpir. Cuando termine el tiempo, cambia de turno de hablar.

Beneficio: evitarás que la conversación se convierta en un tira y afloja, ya que ambos tendrán la oportunidad de expresarse.

4. “Te doy la última palabra” (pero de una manera diferente)

Cuando tu hijo/a intenta tener la última palabra de forma constante, a veces lo hace porque quiere sentir que tiene control. En lugar de enfrentarte a él/ella o discutir quién tiene la última palabra, ofrécele algo mejor: el poder de elegir la última frase, pero con un enfoque positivo.

Cómo hacerlo:

  • Al final de una conversación, cuando notes que está insistiendo, dile: “Te dejo elegir una frase para terminar esta charla. ¿Qué te gustaría decir?”

  • Esto cambia el enfoque de la confrontación a una oportunidad de que termine la conversación con algo constructivo.

Beneficio: en lugar de luchar por quién tiene la última palabra, le estás permitiendo que sea él/ella quien cierre la conversación de manera respetuosa.

5. Haz uso de “los diálogos de espejo”

El “diálogo espejo” es una técnica simple que puede ayudar a tu hijo/a a reflexionar sobre su postura y bajarle el tono a la conversación. Consiste en reflejar sus palabras, pero de manera neutral, para que vea que su postura ya fue escuchada.

Cómo hacerlo:

  • Si tu hijo/a está insistiendo con su punto de vista, en lugar de seguir discutiendo, repite sus argumentos de forma neutral. Por ejemplo: “Veo que crees que tienes razón sobre esto porque…”, sin agregar juicios ni rebatir.

  • Luego, invita a la reflexión: “¿Te gustaría escuchar lo que yo pienso?” Esto le muestra que se puede concluir sin necesidad de imposición.

Beneficio: esto permite a tu hijo/a entender que sus palabras han sido escuchadas, pero también le da espacio para considerar otras perspectivas sin sentir que está perdiendo la “batalla”.

6. Practica el “construir la respuesta”

Si tu hijo/a siempre busca la última palabra, una buena estrategia es enseñarle a construir una respuesta de manera más reflexiva, en lugar de apresurarse a contestar.

Cómo hacerlo:

  • Modela una respuesta reflexiva: después de que él/ella dé su opinión, tú responde lentamente, pidiendo tiempo para pensar: “Déjame reflexionar sobre lo que dijiste antes de responder”.

  • Invita a tu hijo/a a hacer lo mismo: hazle saber que no siempre se trata de dar una respuesta inmediata. Puedes preguntar: “¿Tú también crees que podríamos pensar un poco más sobre esto antes de hablar?”

Beneficio: este enfoque no sólo reduce la necesidad de imponer una “última palabra”, sino que mejora la calidad del diálogo.

Conclusión

Ayudar a tu hijo/a a dejar de querer siempre la última palabra no es algo que sucederá de inmediato, pero con paciencia, estrategia y consistencia, lograrás que el diálogo en tu hogar sea más fluido y respetuoso. Aplica estas técnicas prácticas, combina varias según lo que funcione mejor con tu hijo/a y, sobre todo, modela siempre el comportamiento que quieres ver. Al final, lo más importante es que ambos aprendáis a escucharos mutuamente y a valorar la comunicación respetuosa.